Sexo con amor o
amor sin sexo, dos preguntas que nos podemos hacer en una sola frase, pareciera
que buscamos desesperadamente encontrar la respuesta, y cuando nos enfrentamos
a ésta y otras situaciones que tienen que ver con nuestro más grande tesoro… el amor, el dulce amor; también queremos
que vaya acompañado de un saborcito picante, que pueda endulzar esos encuentros
en la cama, o donde se te antoje, con una buena cantidad de picor y hasta algo
de salado.
… o cuando el
otro tesorito, también quiere que le den una buena zarandeada, como que no nos
interesa tanto lo bello y romántico del amor.
Pero quién nos
entiende, por un lado, deseamos el amor, eso que nos ilumina la vida, eso que
nos abre las puertas del paraíso, y cuando ya está en nuestros brazos, ¡sorpresa!
pareciera que empieza a verse algo aburrido.
No dudamos ni un
segundo que el sexo cuando se acompaña del amor es una de las cosas más
maravillosas que nos pudieran ocurrir. Sin embargo, algo a lo que no nos atrevemos es al sexo, por el sexo
mismo.
Sí, a disfrutar
de esos antojos que saltan en tu imaginación, aquello que muchas veces se
reprime porque no es correcto en una persona decente, viviéndolo con una
sonrisita nerviosa y algo picara. Quizás porque en casa siempre te dijeron que
el sexo es para cuando te cases o que tiene que ser con el amor de tu vida, que
eso merece respeto o que es un acontecimiento muy, muy especial.
No dudamos que
así sea, pero cuantas veces quieres que se pierda el respeto y te vivas como
esa fiera sexual que se guarda en tu piel.
Por la educación
que se les brinda a las mujeres, principalmente, llegamos a escuchar palabras
como: “que es de cualquieras dejarse
llevar por la carne y sus deseos”, pareciera entonces que solo los hombres
tienen el permiso de vivir el sexo más libremente, que ellos son quienes tienen
que aprender a satisfacer a la mujer. Pero la pregunta que surge es, y ¿cómo rayos ellas aprenden, por
correspondencia o por consejos de la abuela?
Tal parece que
ellas son las que viven el sexo solo con amor, y no necesariamente el amor con
sexo; esta tarea más bien ha sido adjudicada a los hombres. ¿Entonces? ¿Te llega a amar conociéndote en el sexo?
o al revés.
Será que ellos
tienen el permiso de ir por el sexo sin necesariamente tener amor, parecería ser,
porque no lo viven como condición y se dan el chance de que solo se les antoje.
Y ellas que pasaría si fueran por aquello que se les antoje sin necesariamente
tengan que amar y abrir su corazón de par en par para disfrutar las mieles del
placer, por el simple gusto.
Tradicionalmente
se han censurado las conductas de hombre y mujeres, pero son constructos
sociales que no hacen más que poner en los extremos a las personas, que nos
hacen parecer enemigos, muy lejos de lo que en realidad deseamos y que muchas
veces reprimimos. Eres una mujer con deseos, fantasías, con un cuerpo que está
vivo y que reclama sí el amor, pero también el contacto con alguien que pueda
desbordar su pasión contigo, sentirte deseada, elevar tu ego, sentirte una
mujer con un cuerpo vivo dispuesto a compartirse. O eres un hombre, que también
se enamora y desea demostrar sus emociones y sentimientos; y que igual puede
estar esperando al amor de su vida, más no necesariamente al sexo.
Vivimos nuevos
tiempos en los cuales se vuelve un compromiso estar contactado con nuestros
pensamientos, emociones, nuestras sensaciones y deseos físicos; basta de
reprimirte, ya sea en el amor o en el sexo, efectivamente, esa decisión solo a
ti te pertenece. Seas hombre o mujer asume la responsabilidad de elegir como
quieres sentirte al compartirte o no con alguien, abrir tu corazón o no.
Eres libre de
decidir, las elecciones que tomes llevan la responsabilidad de hacerte cargo de
tus emociones y de tu placer, para que no reclames si solo llega el amor con el
requisito del sexo, o llegue el sexo dejándolo pasar de largo hasta que no
muestre primero la tarjeta del amor.
Cuántas
posibilidades han pasado frente a nosotras y nosotros, pero nuestros
prejuicios, educación o lo que es peor nuestros miedos, muchas veces
infundados, vedan nuestros ojos, y seguimos suspirando o deseando que Eros nos
atrape de vez en cuando mostrándonos qué hay más allá. Por qué no te haces esta
pregunta: ¿Qué pasaría si...?
Y qué te vamos a servir:
¿sexo con amor o amor sin sexo?