No hay como la música haciéndote vibrar cada milímetro del cuerpo, soy Miroslava Luna y soy bailarina profesional.
Creo que el gusto por esta profesión comenzó desde muy niña, mi mama me ponía en la palma de su mano a bailar el jarabe tapatío, es por eso que pienso que el bailarín nace, obviamente requiere de constancia, como el entrenar, tomar clases, acudir a castings, sudar, dejar de lado las fiestas, los amigos, por seguir tu pasión.
Considerando que cada bailarín posee un talento que desarrolla a través del entrenamiento y su apropiada formación que potencializa las diversas aptitudes.
El entrenamiento tanto físico como mental del futuro bailarín dependerá del tipo de danza elegido. Hay programas universitarios y de escuelas asociadas a compañías profesionales de danza para la formación especializada. También hay pequeñas academias de propiedad privada, dónde los estudiantes pueden formarse en una variedad de estilos de danza, como formas de danza competitiva (por ejemplo, baile latino, jazz, baile de salón, hip-hop, funky, break dance, etc.), así como étnico y folclórico.
Con frecuencia los bailarines poseen más de un talento y en ocasiones, usan sus habilidades interpretativas o de canto durante su actuación. Las actuaciones pueden ser en grupo, en pareja o en solitario. Los bailarines invierten mucho tiempo en hacer ejercicio, puesto que necesitan estar completamente en forma en todo momento. Cuando están de gira, se hospedan en alojamientos temporales y pueden pasar semanas fuera de casa.
Los escenarios se convirtieron para mí en una droga peligrosa, cada vez tienes más sed de luces y aplausos; estudié una carrera profesional, sin embargo, decidí seguir mi pasión. Recuerdo la primera vez que me presente en un escenario, practicando abajo para no olvidar la coreografía, las manos me sudaban y lo único que pensaba era que quería hacerlo bien para mí mamá, qué tiempos aquellos... Aunque el nervio nunca pasa, cada vez que tienes que subir y enfrentarte a un público hay cosquillas en el estómago que no puedes controlar.
He visto compañeros subir al escenario a pesar de sus lesiones, incluso alguna vez en Tijuana, en Perfume de Gardenia, bailábamos en exterior a 3 grados, en un cancán me desgarre y tuve que continuar hasta el final; pero cada cosa que he vivido, la volvería a hacer.
Concluyó diciéndoles que persigan sus sueños, hay casos afortunados como el mío; pero también está el otro lado de la moneda donde la familia no los apoya. Nadie, absolutamente nadie tiene derecho a cortar tus alas, si te equivocas, aprende; pero disfruta cada momento y sigue el ritmo de tu corazón.